segunda-feira, 17 de agosto de 2009

“MANTENEMOS VIVA LA LÁMPARA
QUE EL ESPÍRITU ENCENDIÓ
EN SANTA BEATRIZ”

Metidas ya en la preparación del V centenario de la aprobación de nuestra Regla, nos acercamos a la fiesta de Santa Beatriz para celebrarla, contemplarla y asumirla de una forma nueva, renovada y llena de ilusión. Lo hacemos por el don del Espíritu que ella recibió y que va pasando a la Orden de generación en generación, como antorcha llameante y viva.
Celebrar la fiesta de Santa Beatriz es contemplar a una mujer valiente y a la vez delicada, generosa y vestida de fe. Nos ha transmitido una forma singular y diáfana, de seguir a Cristo, de ser discípulas del único Maestro, de estar siempre en camino y sin “ciudad permanente”, sino mas bien anhelando la futura.
La figura de Beatriz es portadora de un espíritu y nos señala de forma permanente, la persona, la obra y la misión de María Inmaculada, la discípula por excelencia, la que nos va marcando el camino como Concepcionistas. Nuestro único oficio es seguir sus huellas desde Nazaret hasta Pentecostés pasando por el Calvario. Es un itinerario que nos ayuda a dejarnos configurar por el Espíritu con Jesucristo nuestro Redentor.
María es discípula orante. Con su contemplación nos devuelve la frescura del Paraíso, cuando el hombre y la mujer paseaban todas las tardes con Dios y disfrutaban de su presencia constante. Ella es como dicen los Santos Padres “la Omnipotencia suplicante”; ella es nuestro paradigma, nuestra referencia de vida. Con la Virgen Inmaculada estamos llamadas a confrontar nuestra vida de hermanas concepcionistas, pertenecientes a la Orden que Santa Beatriz soñó “para el servicio, la contemplación y la celebración del misterio de la Inmaculada Concepción” (cf. CC.GG nº 9)
Las hermanas Concepcionistas, orientadas hacia María Inmaculada y tal como nos pensó Beatriz, hemos de ser discípulas siempre en proceso, siempre aprendiendo y siempre acogiendo la Palabra para gestarla dentro en la vida de contemplación y así darla a luz al mundo en cada uno de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es la forma de ir “ayudando a la construcción de la ciudad terrena” (Bula de Canonización).
En este tiempo de preparación al V centenario de la aprobación de la Regla, vamos a tener abundancia de ocasiones y materiales en torno a nuestros documentos para meternos de lleno, con gratuidad e ilusión, a profundizar en nuestro carisma. Ello nos ayudará a vivir una perspectiva dinámica y abierta a las realidades cambiantes que se nos presentan cada día y que “nos dan la oportunidad de dejarnos plasmar par la experiencia pascual” viviendo en “fidelidad creativa” (Cf. Vida Consagrada en el nº 70).
No desaprovechemos la oportunidad que se nos presenta en ésta efemérides. El P. General, en la carta que nos dirige este año con motivo de la fiesta de santa Beatriz, nos dice:”En este periodo que precede a tal evento, no podemos dejar escapar dicha ocasión, pues la considero un kairós que el Señor os ofrece para profundizar mucho más en el ideal carismático que hizo nacer a vuestra Orden, para honra de la Inmaculada Concepción”. (R.1)
Mis queridas hermanas, os felicito por este gran día de santa Beatriz que va precedido por el día de la Asunción de María, primicia de nuestra transformación, de la cual ya aquí y ahora empezamos a gustar de forma velada.
Felicidades a todas las que lleváis el nombre de Beatriz y de Asunción.
madre Maria de la Cruz Alonso Paniagua oic
Madre Presidenta

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